Sé flexible, no te quiebres

El hogar, como cualquier otra empresa, nos exige hacer planes. Se deben determinar los objetivos a alcanzar, con el propósito de definir estrategias, distribuir responsabilidades e implementar normas. Por supuesto, es necesario también hacer una evaluación para darnos cuenta de si la familia y el hogar están gozando de bienestar.

Todas las madres y esposas anhelamos que el hogar marche «sobre ruedas». Deseamos que las cosas funcionen y que lo hagan bien, y puede ser que en ese legítimo deseo lleguemos al punto de olvidar que las personas son más importantes que las cosas. Cuando esto suceda, es posible que nos volvamos rígidas e intolerantes. Olvidamos que el hogar es el único lugar en el que podemos desarrollar salud mental hasta llegar a la madurez total.

Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas! […] ¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras! —Proverbios 31:10, 31

Estoy de acuerdo con que las reglas deben cumplirse, pero también es importante contar con cierto grado de flexibilidad, para que quienes conviven en un hogar se sientan felices y satisfechas en su seno. Por supuesto, el equilibrio también ha de tomarse en cuenta. Los extremos no son buenos. Ni la tiranía será la solución para guiar el hogar por buen camino, ni tampoco lo será dar «carta libre» para que cada quien haga lo que mejor le parezca.

Una vez que hayas decidido adoptar una postura más flexible, prepárate. Para ser flexible es importante que tomes en cuenta los siguientes aspectos:

  • Los miembros de una familia son individuos con necesidades, intereses y edades diferentes.
  • Todos deben colaborar en el hogar con las capacidades que poseen.
  • El hogar está al servicio de sus integrantes, no sus integrantes al servicio del hogar. Esto quiere decir que cada espacio debe ser funcional, cada regla debe ser lógica y cada tarea adecuada a la persona encargada de realizarla.
  • Cumplir las normas debe causar bienestar y no malestar.
  • Las normas deben cambiar paulatinamente, a medida que la familia evoluciona.
  • La madre es la reina del hogar, no un policía.

Que todos los miembros del hogar busquen juntos entronizar a Cristo en todo lo que hagan como familia.

Pronto formaremos parte de la gran familia del cielo, y por ende tenemos que prepararnos ahora

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